“FIESTA
DE MICAEL, la fiesta de la cosecha”
Demos la bienvenida al otoño, que nos trae sus colores
amarillos y dorados, con sus frutos característicos, peras, manzanas y
membrillos, calabazas, castañas, lombardas, berenjenas o el hinojo....,
cargados de proteínas y nutrientes que nos preparan para el invierno.
Contemplar los cambios de colores del vergel, es un espectáculo que debemos
disfrutar, celebrar y compartir. La naturaleza hace el resto. Esa
"ruptura" o sucesión de pigmentos es la que nos regalan los frutales
en su último suspiro de la temporada. Solo cabe relajarse y reflexionar.
Pronto comenzaremos las actividades en ESCUELA DE VALOR a la cual estáis tod@s
invitad@s.
La primera actividad, será un curso de bioconstrucción, que
desarrollaremos a la vez de la obra de reforma. Tenemos que
acondicionar las edificaciones agrícolas, al nuevo uso de escuela, con aulas y
prepararla para recibir a muchos participantes.
Durante el invierno espero que os suméis a la
construcción del vergel forestal. Plantaremos árboles, arbustos y cientos de
matas, en el perímetro de la finca. Y claro está, disfrutaremos de la típica
tertulia en el campo, mientras tomamos el debido almuerzo,
tras cada jornada de trabajo.
¿Sabías que...
La Fiesta de la Cosecha, que se
realiza desde la época primitiva, para
dar gracias a los dioses por los alimentos recibidos de la cosecha -que
garantizaba durante un año el alimento- hace de esta celebración una de las más
longevas de la humanidad.
Porque sólo
la Naturaleza tiene el poder de producir algo de la nada, aunque los
agricultores intervengan en ella según sus intereses.
En el continente europeo la Iglesia Católica adoptó el ritual de recolección, al
igual que otras costumbres antiguas. En la Edad Media se realizaba la celebración, con pan para la eucaristía, tras haber sido completada la recogida de la cosecha.
En la actualidad muchos países de habla inglesa
celebran el Día de Acción de Gracias, cuyo origen probablemente provenga de la Fiesta
de la Cosecha. Este día festivo es considerado oficial en algunos países y se
celebra el primer domingo de octubre o el último de septiembre,
agradeciendo los alimentos recibidos.
Eliade –sin duda uno de los
más importantes historiadores de las religiones–, que nos muestra que estas
festividades también son europeas –habla con mucha frecuencia en presente al
escribir su libro– y que se trata de ceremonias con equivalentes universales en
la historia de los pueblos agrícolas. “La religión de la Tierra, incluso si no
es la más vieja religión humana, como lo creen ciertos estudiosos, es de las
que mueren difícilmente. Una vez que se ha consolidado en las estructuras
agrícolas, los milenios pasan sobre ella sin cambiarla. A veces no presenta
ninguna solución de continuidad, de la prehistoria hasta nuestros días”
(Eliade, 1998: 227).
Porque
“para el hombre ‘primitivo’, la agricultura, como cualquier otra actividad
esencial, no es una simple técnica profana, es ante todo un ritual. Así fue en
los comienzos y la situación sigue siendo la misma hoy en las sociedades
agrarias, hasta en las regiones más civilizadas de Europa” (Eliade, 1998: 299).
Un abrazo, Rosa Mª
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